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La mediación es hoy una apuesta decidida por resolver la conflictividad social desde otra perspectiva, una solución creativa a las controversias que pretende dejar a un lado los juzgados y tribunales. Nos interesa conocerla, trabajarla y explotarla, tanto si somos profesionales de la abogacía como justiciables.

A continuación te explicamos para qué.

Firman: miembros de la Comisión Ejecutiva de la Sección de Mediación del Ilustre Colegio de la Abogacía de Alicante: Lorena Campos Contreras, Alberto Díez Veza, Ana García Martínez, Silvia Grande Vicente, María Dolores Hernández Gutiérrez, Raúl F. Hortelano Carrillo, Encarna Leal Pérez y Antonio Pradas Martínez.

 

¿Por qué es positivo que un profesional de la abogacía conozca la mediación?

Porque la mediación es un método alternativo de resolución de conflictos que busca llegar al acuerdo entre las partes involucradas, evitando la controversia y reduciendo   los costes temporales, emocionales y económicos de un procedimiento contencioso. El profesional de la abogacía que conozca la mediación ofrecerá a sus clientes una alternativa más rápida, más económica y más satisfactoria para solucionar sus problemas legales.

El profesional de la abogacía formado en mediación podrá desempeñar dos roles:   abogado o abogada y mediador o mediadora. Nuestro sistema legal fomenta la mediación, por lo que un profesional de la abogacía que conozca la mediación tendrá una ventaja competitiva y podrá ofrecer un servicio adicional a sus clientes.

La mediación requiere habilidades de comunicación, escucha activa, negociación y empatía. Un profesional de la abogacía formado en mediación podrá aplicar todas estas herramientas de manera más efectiva en cualquier situación legal, ya sea en una negociación extrajudicial o en un juicio.

Así, que un profesional de la abogacía conozca la mediación es positivo para poder ofrecer una opción más colaborativa a sus clientes, ampliar sus oportunidades profesionales, mejorar sus habilidades de negociación y satisfacer las necesidades de aquellos clientes que buscan una resolución de conflictos menos adversarial y más eficiente.

 

¿Conocer el proceso de mediación nos hace mejores abogados o abogadas?

Sin ningún tipo de duda, es incontestable que así es, la mediación como método de resolución alternativa de conflictos es una herramienta que cualquier abogado o abogado debe conocer y aplicar en su trabajo profesional, con el fin de dar la mejor respuesta posible a los encargos profesionales que le son encomendados.

La mediación es una herramienta potente, eficaz y da resultados, sin contraindicaciones o efectos secundarios -como a mi me gusta decir-. Me explico: cuando tenemos enfrente un conflicto, sea del ámbito que sea, siempre podemos aplicar la mediación, no genera ningún daño, pues aún en el caso de no alcanzar un acuerdo, mi experiencia profesional de más de 10 años me ha demostrado que siempre disminuye la problemática, «baja el suflé», y casi siempre, aunque no se llegue a un acuerdo final, mejora la situación inicial, favoreciendo las relaciones entre las partes.

Desgraciadamente, no tuve la posibilidad de conocer la mediación en mi formación universitaria, actualmente se está abriendo dicha posibilidad a los nuevos letrados y letradas en formación, aunque aún no se ha consolidado como asignatura principal, por lo que se debe de acceder por iniciativa propia, a través de cursos de especialización, de postgrado o máster universitarios.

Ahora bien, una vez conoces los beneficios que proporciona la mediación, se pueden aplicar de forma automática a todos los asuntos que llevas en el despacho, te ayuda tanto en el trato con los clientes, como con los compañeros contrarios y te da una visión menos tensionada y agresiva del conflicto, lo que redunda en una mejor gestión del asunto.

Siempre, antes de iniciar o continuar con un litigio contencioso te preguntas si se podría mediar e intentar conseguir un acuerdo y eso es algo que los propios clientes agradecen, pues no te ven como un mero transmisor y que fomenta el conflicto, sino como un auténtico gestor que trata de resolver su problema de la mejor manera posible y que dispone de una herramienta muy eficaz, rápida y menos costosa que la tradicional que nos proporciona el procedimiento judicial contencioso.

Desde aquí invito a todos los compañeros y compañeras a que conozcan y apliquen la mediación en sus despachos, ello les hará mejores letrados y letradas y personas a la vez.

 

¿Cuáles son las habilidades clave que mediador o mediadora debe poseer?

Sobre todo, capacidad de conexión con las partes. Los mediados acuden a la mediación en muchas ocasiones con ganas de llegar a acuerdos y limar asperezas, y otras, con reticencias y desasosiego, pensando que su problema no lo puede arreglar nadie y viéndose abocados a un proceso judicial o a tener que convivir con un conflicto que se les hace muchas veces insostenible. Lo han intentado de muchas formas y están cansados y susceptibles. Los mediadores les tenemos que dar nuestra ayuda profesional y saber acompañarlos en cada paso con confianza.

El mediador debe ser una persona flexible, con un alto grado de capacidad para escuchar y poder comunicarse con los mediados en su propio lenguaje, capaz de ver y entender sus aspiraciones y también sus miedos y generarles confianza y seguridad.  Los mediados deben sentir que ambos son los protagonistas del procedimiento, que el mediador o mediadora es absolutamente sincero y que se encuentran plenamente acompañados. El mediador debe trabajar con ellos cada sesión sobre los objetivos que tienen los mediados. Además, el mediador debe ser resolutivo, y un buen director del proceso, encauzando y explicando cada uno de los escollos que puedan surgir en la consecución de los acuerdos.

Siendo abogados o abogadas además de profesionales de la mediación, tenemos la experiencia profesional para conocer procesos judiciales ya sean divorcios, conflictos laborales o reclamaciones de daños en comunidades de vecinos, etc., que nos sirven para dar cobertura y seguridad a que los acuerdos a los que van a llegar las partes estarán ajustados a la ley y serán válidos plenamente.

 

 

¿Qué consejos darías a alguien que está considerando la mediación como opción para resolver un conflicto?

En primer lugar, informarse sobre qué es la mediación y conocer cómo va a ser el proceso, esto le ayudará a situar el conflicto en un escenario diferente al vivido hasta el momento.

También es importante acudir a la mediación con una propuesta clara y detallada de su posición, esto le ayudará a exponerla y defenderla al inicio de las sesiones y contribuirá a afrontar de una manera más relajada ese momento.

Contar con información legal previa para conocer los detalles legales de los puntos que queremos someter a mediación, los pros y contras de acudir a la vía judicial, el papel de los abogados o abogadas de cada una de las partes mediadas es fundamental en este sentido y deben saber que a lo largo del proceso de mediación siempre podrán acudir a sus letradas o letrados para recibir el asesoramiento legal adecuado.

Acudir a la mediación con una actitud positiva, ver la mediación como una oportunidad de gestionar y resolver de manera directa el conflicto siendo protagonistas del resultado final y confiar en el proceso y en la labor del mediador o mediadora, que cuentan con la formación y las herramientas adecuadas para guiarles y acompañarlos en todo el proceso de mediación.

 

¿Por qué recomendar a un cliente la mediación?

En la mediación, las partes tienen un control directo sobre el resultado final. A diferencia del proceso judicial, donde un juez o jueza toma la decisión final sobre un caso concreto, en la mediación son las partes las que deciden y establecen sus acuerdos personalmente, pudiendo trabajar todas las cuestiones que colateralmente afecten a su conflicto y que en un juzgado no se tendrían en cuenta.

La mediación ayuda a preservar las relaciones, ya que se fomenta la comunicación y el entendimiento mutuo, en lugar del enfrentamiento en un ambiente adversarial.

Un ejemplo de éxito de mediación podría ser el caso de una disputa comercial sobre un contrato entre dos empresas. Si sus abogados o abogadas les recomiendan la mediación como alternativa a la vía jurisdiccional, las partes podrán discutir abiertamente sus preocupaciones y puntos de vista, y trabajar juntas para encontrar alternativas y una solución mutuamente beneficiosa donde ambos ganen. Si llegan a un acuerdo evitarán un litigio largo y costoso y además podrán mantener una relación de negocios en un futuro preservando sus intereses comerciales a largo plazo.

 

¿Qué solución aporta la mediación a nivel emocional?

Uno de los mayores retos que los profesionales nos encontramos cuando comenzamos un proceso de mediación es la repercusión que el mismo va a tener a nivel emocional en las partes, así como el planteamiento de cómo gestionaremos las emociones y los sentimientos de los mediados.

El mediador se adentra en situaciones complejas  lo largo del proceso. Por un lado, debe conseguir que las partes expongan y compartan sus emociones, debe generar confianza y un entorno idóneo para que esto se produzca, y, por otro lado, saber gestionar sus propias emociones de forma adecuada para que no interfieran en el proceso.

Lo que resulta indudable es lo beneficioso del proceso de mediación para las partes a nivel emocional, incluso cuando no se llegue a una acuerdo final, solo el hecho de que las partes hayan sido capaces de sentarte en una misma mesa para expresar sus puntos de vistas del conflicto, y a la vez escuchar, no solamente «oír», de una manera diferente las palabras de cómo el otro percibe su realidad, transporta a las partes a un plano nuevo para sus relaciones futuras, aportándole nuevos modelos de gestión y herramientas que le ayudarán a su crecimiento personal y emocional.

A los mediadores con una formación académica como la nuestra, esto es, la que procede del derecho, se nos plantea en muchas ocasiones el miedo a afrontar una sesión de mediación, especialmente en conflictos en materias como derecho de familia o en el seno de la empresa familiar, por sentirnos inseguros en disponer de las habilidades suficientes para resolver o gestionar el componente emocional del proceso de mediación para que pueda ser resuelto con éxito.

De ahí la insistencia y recomendaciones que se nos hace para que sigamos con una formación continua, pero especialmente para el caso de los mediadores que ejercemos también como abogados o abogadas, que dicha formación se encamine hacia aspectos más psicológicos y de gestión emocional, como puede ser la programación neurolingüística por poner un ejemplo. En este sentido, creo que también es aconsejable la posibilidad de poder ejercer la co-mediación con otros compañeros formados en otras especialidades que nos complementen en aras a poder desarrollar nuestro trabajo de la mejor manera posible.

 

¿Cómo se mide el éxito en un proceso de mediación?

Podemos decir que la mediación siempre es un éxito por el hecho de conseguir que las partes se sienten a dialogar y expongan sus puntos de vista en un espacio preparado y con un adecuado acompañamiento profesional. Es igualmente importante, tener la posibilidad de abordar asuntos que no pueden ser parte de una demanda o temas que han ido surgiendo a lo largo del proceso de mediación y merecen ser abordados para reducir conflictividades futuras.

El éxito de la mediación se centra en poder colaborar con los letrados o letradas involucrándolos desde el principio dándoles su lugar: asesorar a sus clientes para que la mediación redunde en su beneficio. Y ello, teniendo presente el principio de confidencialidad que adquieren al formar parte de la mediación. En ese sentido los profesionales mediadores somos aliados estratégicos de los letrados o letradas, tenemos el mismo objetivo: que sus clientes, nuestros mediados, consigan un acuerdo satisfactorio y perdurable en el tiempo. Esto último, permitirá muchos casos, preservar las relaciones futuras.

Es clave que el mediador facilite un proceso justo, equitativo y eficiente para que se encuentren soluciones aceptables y sostenible para todos las partes. Esto no significa que las partes obtengan exactamente lo que desean, aunque si puedan conseguir la mejor solución a su conflicto con disposición, voluntad y confianza.

 

¿Cuáles son los desafíos que pueden surgir durante el proceso de mediación y cómo se abordan?

Lo retos con los que nos podemos encontrar los mediadores son muy variados y los abordamos dando un enfoque particular a cada caso, adaptándonos a las necesidades de las personas que están en el proceso de mediación, para que puedan conseguir sus propias soluciones, ya que cada mediación tiene unos matices que la hacen única.

Si tuviéramos que englobar una serie de desafíos comunes podría señalarse:

a) Una falta de conocimiento y conciencia de la mediación. Pese a los avances de los últimos años, la mediación sigue siendo en cierta medida desconocida, y las partes carecen de información y conciencia de los beneficios que tiene, y realmente lo eficaz que es como método de resolver los conflictos. Ello dificulta en ocasiones la participación y la aceptación de la mediación.

Por eso los mediadores en la sesión informativa, o en la intervención telefónica previa, tratamos de motivar a las partes a su participación en la mediación, con una información clara sobre el proceso, y sobre todo haciéndoles ver que van a poder expresarse, que van a ser escuchados, tanto por los mediadores o mediadoras, como por la otra parte, y que van a ser los autores de sus propios acuerdos.

b) Resistencia al cambio. Algunas personas generan resistencia al cambio en cuanto a la forma de resolución de conflictos. Se han acostumbrado a comunicarse y tratar de resolver sus conflictos de una manera adversarial, en el que hay un ganador y un perdedor. El trabajo de la persona mediadora en este caso es mostrarle las posibilidades que ofrece tratar su asunto de manera colaborativa, modificar una forma de comunicación con la que no ha conseguido lo que quería.

c) Complejidad de los conflictos. En ocasiones los conflictos son complejos, involucran a varias partes y con múltiples intereses subyacentes.

La habilidad del mediador en este caso consiste en aplicar técnicas y herramientas encaminadas a ir haciendo que afloren los intereses de las partes dejando atrás la posiciones, con ello crear una agenda de trabajo para, poco a poco, ir quitando cada uno de los nudos que pueda tener el conflicto, y así que las personas puedan trabajar con visiones y discursos diferentes a los que traían a mediación.

 

¿Cómo ha evolucionado la percepción pública de la mediación en los últimos años?

La mediación ha dejado de ser una gran desconocida para convertirse en un instrumento imprescindible en la resolución de conflictos y las relaciones interpersonales.

Hemos pasado de la mediación familiar inicial al fomento de este medio en otros ámbitos importantes de la sociedad como puede ser el mercantil, el sanitario, en la relación ciudadana con la administración pública…, de tal forma que hoy en día muchos particulares, así como empresas, acuden a la mediación con opción de resolver sus disputas. Pensemos en el reciente acuerdo al que llegó, en septiembre de 2023, El Corte Inglés con el Ayuntamiento de Madrid tras 10 años de pleito.

Podemos hablar de una aceptación y reconocimiento legal de esta figura, que han dado lugar a la creación de códigos éticos y normas para garantizar la calidad y la ética del proceso de mediación. De igual modo, se ha regulado la formación y profesionalización de la figura del mediador dada la demanda de mediadores cualificados para atender cada vez más asuntos.

Hemos podido observar un mayor apoyo institucional con la creación de centros públicos de mediación como los MEDIAPROP en nuestra comunidad autónoma, o con la inclusión de la mediación en estudios de grado y a distintos niveles educativos no universitarios.

Por otra parte, gracias al desarrollo de la tecnología y el aumento de la digitalización se han creado plataformas y herramientas de videoconferencias que han permitido que las partes participen desde ubicaciones lejanas en procesos de mediación de forma óptima sin dejar de garantizar todos y cada uno de los principios esenciales de la mediación.

Por todo ello, es indiscutible que la mediación, así como los métodos alternos de resolución de controversias, forman parte del cotidiano de nuestra sociedad.

 

¿En qué tipos de casos es más eficaz la mediación y por qué?

La mediación es recomendable en aquellos casos en que las partes en conflicto desean preservar la relación entre ellas. A modo de ejemplo podemos reseñar:

En el ámbito laboral, las disputas o conflictos entre el trabajador y la empresa cuando ambos están interesados en continuar con la relación laboral. En el ámbito de las organizaciones los conflictos entre departamentos, grupos de trabajo, en los que interesa rapidez en la resolución y mantener relaciones. En el ámbito familiar, conflictos entre hermanos, hijos-padres. En el ámbito vecinal donde se va a continuar manteniendo la relación de vecindad y e van a evitar tensiones futuras.

Es también recomendable cuando se quiera mantener el control sobre el resultado final y no dejar en manos de un tercero, ya sea un árbitro o un juez esa decisión.

Si las partes quieren mantener la confidencialidad del conflicto y evitar la publicidad y difusión pública, lo que suele ocurrir cuando se ha destinado una notable inversión en crear una imagen de marca que se puede ver perjudicada por la difusión de cualquier tipo de conflicto, y por tanto afectar a sus resultados finales.

Y por último cuando las partes quieren una solución personalizada que responda a las necesidades de todos los implicados en el conflicto.

 

 

¿Se podría aplicar la inteligencia artificial al proceso de mediación?

Para responder a esta pregunta hemos acudido a la propia IA, y esta nos ha respondido que sí, que es posible utilizarla para mejorar la eficiencia y la efectividad de la mediación, al automatizar ciertos aspectos del proceso y proporcionar herramientas de apoyo a los mediadores.

Si bien la IA no puede sustituir la labor humana de los mediadores, ya que nuestra labor implica grandes dosis de empatía, creatividad y otras muchas habilidades blandas, como la asertividad si puede complementarla.

Algunas formas en las que nos sugiere que se puede aplicar la IA en la mediación son:

  • Análisis de datos: La IA puede analizar grandes volúmenes de información y extraer patrones o insights relevantes sobre los casos de mediación. Esto puede ayudar a los mediadores a comprender mejor el contexto y diseñar estrategias adecuadas.
  • Asesoramiento y recomendaciones: Los sistemas de IA pueden proporcionar recomendaciones basadas en algoritmos para ayudar a los mediadores a tomar decisiones informadas durante el proceso de mediación. Estas recomendaciones pueden basarse en el análisis de casos similares o en las preferencias de las partes involucradas.
  • Generación de soluciones: La IA puede ayudar a generar posibles soluciones o acuerdos a través de la simulación de diferentes escenarios y la evaluación de sus consecuencias. Esto puede agilizar el proceso de mediación y permitir la exploración de opciones más creativas para resolver los conflictos.
  • Comunicación y traducción: Los chatbots y sistemas de traducción automática pueden facilitar la comunicación entre las partes involucradas en la mediación, especialmente cuando hay barreras lingüísticas o dificultades de expresión. Esto puede ayudar a reducir malentendidos y fomentar la colaboración.
  • Herramientas de seguimiento y gestión de casos: La IA puede ayudar a los mediadores a gestionar y hacer un seguimiento de los casos de mediación, ofreciendo recordatorios de plazos, acceso rápido a información relevante y ayudando en la gestión de documentos.

 

La obligatoriedad en acudir a un proceso de ADR como la mediación previa para la judicialización del asunto ¿no desvirtúa en parte la esencia de la mediación?

Según futuros proyectos de diferentes reformas de leyes procesales, se considera la posibilidad de solicitar, como requisito previo de admisión en algunos procedimientos, la constancia de haber acudido previamente a un proceso de ADR como es la mediación.

Algunos profesionales consideran que, al ser la voluntariedad unos de los principios rectores de la mediación, recogido expresamente en el art. 6.1 de la LMACyM, este requerimiento previo desvirtúa la esencia de la mediación, pero creo que este punto de vista no afecta al componente de voluntariedad que requiere el proceso.

En primer lugar, porque únicamente dicho requerimiento conlleva la asistencia de la parte o de las partes a una sesión informativa, en la cual se les indicará que existe otra forma en la que se puede resolver su conflicto, explicando las ventajas del proceso y cómo de desarrollará el mismo.

Y, en segundo lugar, porque la mediación necesita de un «empuje», tanto a nivel informativo como institucional, para que los ciudadanos conozcan de su existencia y de su uso. Por un lado, me refiero concretamente a que desde los distintos gobiernos, locales, autonómicos o central, se hagan campañas de información masivas, tales como las que se han hecho para la seguridad vial o para la violencia de género, y, por otro, porque el requisito previo de acudir a la sesión informativa no es más que un acto en el que el ciudadano obtendrá una información que le ayudará a decidir si esa es la vía correcta para la posible solución de su conflicto, entendiendo que en nada afecta al principio de voluntariedad.  

 

¿Cómo será el futuro de la mediación y su papel en el sistema de justicia?

Como sociedad estamos cambiando, estamos madurando, y eso da cabida a una nueva forma de entender la gestión de conflictos.  Cada vez estamos más predispuestos al cuidado personal, al bienestar propio y familiar, a alcanzar una vida más equilibrada y la mediación nos aporta una ayuda importante cuando tenemos situaciones de tensión que nos generan malestar y que necesitamos resolver.

Aunque la posibilidad de acudir al sistema judicial para que se reconozcan nuestros derechos siempre va a estar ahí, la capacidad de las personas para comunicarse debe prevalecer. Pasar por un proceso judicial es costoso económica y emocionalmente. Hacerse cargo de los propios conflictos y asumir la propia responsabilidad en su resolución es la madurez hacia la que nos encaminamos. Cada vez hay más gente que opta por acudir a mediación y eso hace que el resto vea como más posible acudir directamente a mediación antes de iniciar un proceso judicial.

Los procesos judiciales deben quedar como un mecanismo al que acudir en los casos en los que no se puede mediar o que, a pesar de haberse intentado, no se ha conseguido acuerdo total o parcialmente y sobre todo como garante de que los acuerdos de mediación se van a cumplir.

Los mediadores con formación de base como profesionales de la abogacía tenemos un papel muy importante en la mediación dentro del sistema judicial y desde los Colegios de la Abogacía se ha apoyado en todo momento la resolución de conflictos a través de la mediación intrajudicial en cooperación con la Administración de Justicia.

 

 

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